Un día , Paulita que tenía la costumbre de sacarse los mocos con los deditos, se le ocurrió meterse en la nariz un anillo. Pero después, se puso nerviosa porque no podía sacárselo.
Entonces fue a ver a su mamá que le prometió liberarla del anillo con mucha suavidad. Ante la negativa de Paulita, la mamá le ofreció a cambio un alfajor de chocolate Havanna. Así, Paulita aceptó. Primero se comió el alfajor y se chupó los deditos, el pulgar y el índice de su manito derecha y luego su mamá con mucha paciencia, tomó una pinza de depilar cejas y con precisión de cirujana y cual maga, sacó un anillito de oro que brillaba y brillaba.
domingo, 18 de octubre de 2009
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