“Ponte color que al morir los hombres son blancos” Luis Alberto Spinetta
Marcela tenía apenas cinco años, cuando un día en la escuela, las monjas le dieron a cada nena un papel con un gato dibujado que debían pintar. Ellas los colorearon de marrón o de negro pero Marcela lo hizo con muchos colores: rojo, verde, amarillo, azul, anaranjado, violeta. Estaba muy orgullosa de su trabajo y de su gatito que sonreía. Pero para su sorpresa, a las monjas les pareció “horrible, un mamarracho” y llamaron a sus compañeritas que se rieron de ella y de su obra. Le preguntaron si le parecía “normal” su gato y ella les respondió que sólo era un dibujo y no un gato verdadero.
Ahora Marcela va por la vida vestida de arco iris y les regala a los que quiere un color diferente cada día.
lunes, 9 de abril de 2012
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