“Yo sólo puedo quererte” le dijo un día su mamá a Paula. Pero Paula no lo entendió en ese momento sino años después.
Sí, su la madre la quería como podía porque en verdad todos queremos mucho a alguien a nuestra manera: amorosa, imperfecta, humana.
¡Qué bueno que me lo hayas dicho, mamá!
Ahora sé que damos lo que tenemos y que nadie lo tiene todo.
jueves, 23 de febrero de 2012
jueves, 2 de febrero de 2012
¡Vamos que llueve!
Las noches que llovía, cuando mi abuelo Antonio recibía el diario Crónica de su canillita, el Negro gritaba a viva voz "diario, diario, Crónica, Razón,diario, diario" y recibía el doble de propina por estar trabajando bajo la lluvia.
Entonces, el Negro que era bien pícaro, si no llovía igualmente gritaba :"¡vamos que llueve!" y recibía su propina habitual aunque deseaba que lloviera para ganar un poco más.
Entonces, el Negro que era bien pícaro, si no llovía igualmente gritaba :"¡vamos que llueve!" y recibía su propina habitual aunque deseaba que lloviera para ganar un poco más.
domingo, 1 de enero de 2012
La secreta esperanza
martes, 20 de diciembre de 2011
Horizonte
Pablito tenía tan sólo tres años cuando vio por primera vez el mar. Se acercó con timidez a la orilla, mojó sus pequeños pies, sintió las olas que subían y una ola traviesa le salpicó las rodillas. Retrocedió instintivamente y buscó con la mirada la figura de su mamá que estaba a pocos metros. Ella le sonrió con confianza. Pablito se le acercó, ella lo levantó y cuando estaba entre sus brazos le preguntó: “Mami, ¿Qué hay más allá del mar?” Ella le respondió: ”agua, hijito”. Pero Pablito quiso saber más: “¿y más allá?” “Más agua” fue la respuesta. “¿Y allá, dónde está esa línea que toca el cielo?” Y tuvo la misma respuesta: “más agua”.
Entonces Pablito se bajó de los brazos de su mamá, salió corriendo hacia la carpa, entró,cerró la cortina y se quedó ahí por un largo, largo rato.
Entonces Pablito se bajó de los brazos de su mamá, salió corriendo hacia la carpa, entró,cerró la cortina y se quedó ahí por un largo, largo rato.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
La gente
Por donde quiera que vaya está la gente. Los seres anónimos que no salen en los títulos de los diarios. Que se levantan cada día para trabajar y trabajar e intentar vivir cuando queda tiempo.
Ellos, de carne y hueso, que te sonríen y te saludan aunque no tengan casi nada. Ellos son héroes que no escriben la historia ni la cuentan.
Ellos que se inventan una alegría, que silban y cantan aunque desafinen.
Ellos tan pequeños y tan grandes que trabajan aunque estén tristes.
Ellos que no hacen discursos ni dicen palabras importantes.
Ellos, la gente y su simpleza, la gente y sus sonrisas, la gente y sus milagros de esperanza.
La gente que bendice su trabajo aunque el trabajo no siempre los bendiga.
Ellos, la gente me conmueve, porque llueva o salga el sol, ellos hacen y viven.
Viven aunque la esperanza no esté en ellos pero saben que está en los hijos y los llevan a la escuela y los peinan prolijamente como si peinaran el futuro.
Ellos saben aunque no lo digan que mañana será mejor.
Ellos, de carne y hueso, que te sonríen y te saludan aunque no tengan casi nada. Ellos son héroes que no escriben la historia ni la cuentan.
Ellos que se inventan una alegría, que silban y cantan aunque desafinen.
Ellos tan pequeños y tan grandes que trabajan aunque estén tristes.
Ellos que no hacen discursos ni dicen palabras importantes.
Ellos, la gente y su simpleza, la gente y sus sonrisas, la gente y sus milagros de esperanza.
La gente que bendice su trabajo aunque el trabajo no siempre los bendiga.
Ellos, la gente me conmueve, porque llueva o salga el sol, ellos hacen y viven.
Viven aunque la esperanza no esté en ellos pero saben que está en los hijos y los llevan a la escuela y los peinan prolijamente como si peinaran el futuro.
Ellos saben aunque no lo digan que mañana será mejor.
miércoles, 5 de octubre de 2011
Tango y champán
“Su piel, magnolia que mojó la luna. Su voz, murmullo que entibió el amor” Homero Manzi
Paula estaba sentada tomando un trago y mirando por la ventana del café Petit Colón, a pasos del teatro que le dio su nombre, en Buenos Aires. Olivier entró pero ella no lo vio porque la lluvia la había atrapado. El se acercó y por detrás de su hombro le susurró algo al oído, su voz masculina le recorrió la nuca y la piel mientras el tango "Malena" inundó el café.
Ella dijo un “oui”apenas perceptible, se levantó y se dejó llevar por él. Bailaron como si fuera la última vez entregándose en cuerpo y alma.
Cuentan algunos curiosos que siguieron bailando y bailando hasta el amanecer y que se fueron abrazados bajo la lluvia, él silbando como un porteño y ella empapada en champán francés.
Paula estaba sentada tomando un trago y mirando por la ventana del café Petit Colón, a pasos del teatro que le dio su nombre, en Buenos Aires. Olivier entró pero ella no lo vio porque la lluvia la había atrapado. El se acercó y por detrás de su hombro le susurró algo al oído, su voz masculina le recorrió la nuca y la piel mientras el tango "Malena" inundó el café.
Ella dijo un “oui”apenas perceptible, se levantó y se dejó llevar por él. Bailaron como si fuera la última vez entregándose en cuerpo y alma.
Cuentan algunos curiosos que siguieron bailando y bailando hasta el amanecer y que se fueron abrazados bajo la lluvia, él silbando como un porteño y ella empapada en champán francés.
martes, 6 de septiembre de 2011
Muñeca de siliconas (tango)
Se agrandó las lolas,
Se achicó la cintura
Con la lipoaspiración.
Se puso colágeno en los labios
Se hizo extensiones en el lope
Pero todo fue al dope.
El quía igual la plantó.
Se fue con otra
Que no estaba ni para un seis
Pero que era una mina de veras
De ésas que dan vuelta a cualquiera
Que las tenga bien puestas.
Una mina sin colágeno ni gimnasio
Pero hecha pa’ l amor
Una mina compañera
Calentona y querendona
Que lo hizo sentir más hombre
Al chabón.
Se achicó la cintura
Con la lipoaspiración.
Se puso colágeno en los labios
Se hizo extensiones en el lope
Pero todo fue al dope.
El quía igual la plantó.
Se fue con otra
Que no estaba ni para un seis
Pero que era una mina de veras
De ésas que dan vuelta a cualquiera
Que las tenga bien puestas.
Una mina sin colágeno ni gimnasio
Pero hecha pa’ l amor
Una mina compañera
Calentona y querendona
Que lo hizo sentir más hombre
Al chabón.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)