Cada mañana cuando me levanto y veo el día me digo a mí misma: "que el árbol no te impida ver el bosque”. Porque estar viva, respirar, amar es una alegría que no quiero perder.
No quiero que las anécdotas cotidianas empañen los cristales de mi vida. A veces no puedo y caigo en lo banal.
Afortunadamente otras veces veo lo que tengo y recuerdo que a pesar de las heridas estoy VIVA y tengo ganas de celebrarlo y gritarlo a los cuatro vientos.