Parecía que iba a bajar los brazos pero ahí estaban: mi testaruda humanidad y esperanza me aguardaban. Fieles a pesar de las dudas y de la incertidumbre me esperaron como los abrazos y las palabras de los amigos.
Afortunadamente suelo esperar cuando casi no espero nada.
martes, 26 de julio de 2011
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